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Mimetismo Animal

La relación entre el mimetismo animal y su adaptación para el uso militar es algo que siempre ha estado presente, el origen de todo es la naturaleza puesto que millones de años de evolución son el mejor maestro. Vamos a hablaros de cómo se adaptan los animales tanto para defenderse como para atacar:

El mimetismo es uno de los fenómenos más curiosos que podemos encontrar en el mundo animal. Consiste en la capacidad que tienen algunos animales para cambiar, tanto la forma de su cuerpo como su color, de acuerdo con el medio ambiente en que se encuentran. Esta propiedad de disfrazarse la utilizan generalmente para ocultarse y no ser descubiertos por sus enemigos, aunque también les sirve para atacar o defenderse. Seguramente habéis escuchado hablar del llamado mimetismo cromático o camuflaje animal ¿pero sabias que las posibilidades de disfraz de los animales son muy variadas? El nombre científico de este carnaval es cripsis y consiste en la capacidad que tienen ciertos animales de adoptar colores, olores, aspectos o formas de movimiento que los hacen pasar desapercibidos. Una virtud que les da la posibilidad de burlar a sus depredadores.

La forma de camuflaje más habitual es la relativa al color. Son numerosos los animales que pueden cambiar de coloración mediante una respuesta directa de la piel, a través de mecanismos hormonales –en el caso de los anfibios–, mecanismos nerviosos –en el caso de los peces– o mecanismos mixtos –en el caso del camaleón–.

Cripsis es un fenómeno por el que un animal presenta adaptaciones que lo hacen pasar desapercibido a los sentidos de otros animales. Es un fenómeno distinto del mimetismo, aunque frecuentemente aparecen asociados. El fenómeno contrario, cuando el animal presenta rasgos que destacan su presencia, se llama aposematismo.

La palabra cripsis proviene de la misma palabra griega (kryptos, lo oculto) que encontramos encriptografía, el arte o ciencia de cifrar y descifrar la información. Cripsis significa lo mismo que camuflaje, aunque en biología se usa con un sentido algo más amplio que el que la palabra anterior tiene en el lenguaje común.

 

Inmovilidad y movimiento.

La forma más sencilla de lograr la ocultación ante los depredadores es mantenerse inmóvil, y tratar de no respirar, y muchos animales reaccionan deteniendo todo movimiento cuando detectan una presencia potencialmente peligrosa. La mayoría de los animales cuentan con un sistema de procesamiento visual que resalta las pequeñas diferencias temporales en su campo visual. En muchos grupos, como los anfibios y los reptiles, la presa no puede ser reconocida si no se mueve, y ésta es la principal razón para que en cautividad se les tenga que alimentar con presas vivas.

Algunos animales han desarrollado la capacidad de moverse de manera que su cuerpo pueda ser percibido como otra cosa, por ejemplo una rama oscilando con el viento, o en cualquier caso de manera que el depredador no los reconozca como presas potenciales.

 

Coloración.

La forma más sencilla de ocultación visual es la que se logra mediante la homocromía (igual color) con el medio circundante. El color puede ser fijo, adaptado a un ambiente constante, o cambiante, adaptado a los cambios estacionales o a cambios rápidos propios de un ambiente heterogéneo. El primer caso lo ilustra la liebre ártica, parda en verano y blanca en invierno, cuando todo el terreno está nevado. El ejemplo clásico del segundo caso lo ofrecen los camaleones o las sepias, que cambian rápidamente de color a medida que se desplazan en su medio. Muchas especies presentan en esto polimorfismo, de manera que los individuos que crecen en un ambiente pueden presentar distinto color que los que lo hacen a unos cientos de metros, en un ambiente distinto por su color.

Un fenómeno específico de homocromía es el que se observa en animales que son más oscuros del lado por el que reciben la luz. Muchos mamíferos presentan un vientre de color más claro que el dorso. El mismo caso se observa en muchos o la mayoría de los peces pelágicos.

En muchos casos no se imita sólo el color general. Sino la textura visual. Es el caso de animales bentónicos, como los lenguados entre los peces o las sepias entre los cefalópodos. En algunos casos puede hablarse de un genuino mimetismo, cuando el diseño reproduce con detalle, por ejemplo, un fondo pedregoso.

 

Otra de las formas de cripsis o camuflaje es la consistente en la imitación de objetos del entorno como ramitas, flores, hojas, algas, etcétera. El insecto palo es uno de los mayores expertos en esta técnica, capaz de asemejarse perfectamente a una rama. Y un caso llamativo es el de ciertas especies de araña que se asemejan a las orquídeas. Se ocultan bajo las hojas de la planta hasta que se abre una flor y entonces se colocan al lado. Su imitación es tan perfecta que parecen dos flores de la misma planta.

También es muy frecuente la integración de animales en el fondo natural de su hábitat. Estas especies son capaces de variar la pigmentación de diversas partes de su cuerpo en función de la cantidad de luz que reciben, de forma que logran integrarse visualmente con elementos del fondo.

Este efecto se conoce como coloración disruptiva y es muy corriente en ranas, mariposas y peces como la manta o la raya, capaces de adoptar un color idéntico al del fondo arenoso del mar. Pero también es característico de animales más grandes como el tigre, la cebra, la foca o el oso hormiguero.

La forma más sencilla de ocultación visual es la que se logra mediante la homocromía (igual color) con el medio circundante

En el Ártico, la relación entre osos polares y focas es un continuo juego al escondite. Diferenciar a las crías de foca de un pedazo de hielo es realmente difícil. Pero a la vez los osos, que también son blancos, pueden acercarse a sus presas sin alarmarlas. En Asia el tigre utiliza sus rayas naranjas y negras para asemejarse al fondo de luces y sombras de la selva mientras observa a sus presas.

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) Argentina, descubrió en la región dos especies de arañas que se mimetizan con hormigas para no ser depredadas por otros animales y conseguir alimentos entre otros objetivos. El fenómeno se da en arañas miméticas de las cuales no se tenía registro en el país. La imitación alcanza patrones de conducta y aspectos morfológicos.

Las hormigas están entre los insectos más abundantes en los ecosistemas terrestres y junto con las arañas constituyen en muchos ambientes importantes presas de otros animales. "Con frecuencias ambos grupos comparten el hábitat. Allí las hormigas tienen efectivos mecanismos de defensa para contrarrestar la predación, aunque las arañas quedan expuestas en esa convivencia".

Para evitar ese riesgo, algunas arañas optan por mimetizarse, es decir imitar morfológicamente y en comportamiento en sus patrones de conducta a las hormigas. Mirmecomorfia se llama esta estrategia mimética por la cual estas arañas buscan imitar a las hormigas.

Actualmente se conocen más de 80 especies de arañas que se mimetizan con hormigas, pero en la Argentina son pocos los trabajados referidos a este fenómeno. Es así como el proyecto de las cátedras "Biología de los Invertebrados" y "Biología de los Artrópodos" de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, permitió dar con dos especies de arañas miméticas citadas por primera vez para Argentina.

El Insecto palo, también conocido como bicho palo, bicho palito o bicho bastón, nombre común de cualquiera de varios insectos con forma de palo que mimetizan las ramitas de las plantas en las que viven.

Tienen el cuerpo largo y delgado y las patas son similares a ramas. Algunos carecen de alas o éstas son rudimentarias, o bien se asemejan a hojas.

Es el insecto más largo. Puede alcanzar el tamaño de una regla mediana, unos 30 centímetros. Son de color verde o marrón, según el color de la rama donde posan. Para pasar desapercibidos incluso se mecen un poco para que parezca que es el viento quien los mueve. Ponen huevos idénticos a las semillas de las planta.

Una mantis fantasma, experta en ocultarse, parece una hoja seca y de esta forma las aves y otros depredadores no la detectan a menos que esté en movimiento. Esta variedad es una rara especie de mantis que es perseguida desde que nace por las hormigas que devoran sus huevecillos al momento de nacer, pero como son tantas, algunas escapan al festín y logran sobrevivir; los machos viven menos que las hembras puesto que en el momento en que se aparean, son devorados por la hembra que es superior en tamaño y empiezan por ir comiendo su cabeza hasta que al terminar de aparearse, ya lo han devorado casi por completo. Las mantis pueden estar un rato en completa quietud mientras comen hojas, pero si las dejas de ver un instante, sus movimientos son tan rápidos que las perderás de vista de inmediato.

El mimetismo nos atrae y nos perturba al mismo tiempo. El mimetismo en la naturaleza puede encantarnos o bien repugnarnos pero, sin importar nuestro juicio humano, una cosa es cierta: estafar funciona, y en el mundo natural hay que tratar de engañar en muchos sentidos. Los biólogos apenas han empezado a contar las legiones de farsantes o a descubrir los detalles evolutivos y genéticos del disfraz de cada impostor. A veces el truco sirve como camuflaje, y así el insecto evita ser detectado por depredadores o le permite cazar, y en muchos casos ambos: en Panamá existe un mántido que se asemeja a un puñado de ramitas de achicoria, disfraz perfecto para un sigiloso cazador de insectos comehojas que a su vez es codiciado por reptiles y pájaros insectívoros. Otras veces, el timador quiere que su mercancía sea llamativa y ese es su principal objetivo. Un pez sapo menea la cabeza hasta que su protuberancia carnosa se mueve como gusano y atrae a otros peces. Las orquídeas malolientes echan retoños que son flores purpúreas y fétidas que se ven y huelen como carne muerta, y así atraen moscas carroñeras, que aterrizan en la flor, se empapan de polen y, con suerte, ayudan a la orquídea a reproducirse.

Aunque a la vista nos pueda parecer un curioso juego de formas y colores, lo cierto es que el mimetismo o camuflaje de algunos animales va mucho más allá. Para ciertas especies animales esta capacidad es realmente un mecanismo que les ayuda a sobrevivir entre las especies que habitan a su alrededor.

 

Toda una fantasía de la naturaleza.

 

Extraído de Globedia.com