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Muere último tripulante del avión que arrasó Hiroshima

Leído en El País

El último miembro de la tripulación del avión Enola Gay, el bombardero estadounidense que lanzó la primera bomba atómica sobre Japón en 1945, murió a los 93 años en una comunidad de jubilados en Georgia, EE.UU. Años después, Van Kirk confesó que al lanzar la bomba, se sintió "aliviado".


Theodore "Dutch" Van Kirk. Foto: EFE

jue jul 31 2014

El último tripulante que quedaba con vida del avión que lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, el oficial Theodore "Dutch" Van Kirk, falleció a los 93 años en Stone Mountain (Georgia, EE.UU.), según informaron ayer sus allegados.

Van Kirk era el último sobreviviente de los 12 tripulantes del bombardero B-29 Enola Gay, el primer avión en lanzar una bomba atómica. Su objetivo era atacar la ciudad japonesa de Hiroshima, donde murieron más de 100 mil personas. Fue la primera vez en la historia que se utilizó una bomba atómica en combate. La segunda fue tres días después en Nagasaki, donde murieron unas 80.000 personas.

El ataque a Hiroshima ocurrió el 6 de agosto de 1945. Van Kirk solo tenía 24 años. Según los historiadores, esa misión fue decisiva para forzar la rendición de Japón y poner fin a la Segunda Guerra Mundial.

En el 50 aniversario de los bombardeos, Van Kirk comentó que, tras el lanzamiento, se había sentido "aliviado". "Aunque seguíamos ahí arriba en el aire y nadie en el mundo sabía qué había ocurrido, sentíamos que la guerra se había acabado o lo haría pronto", dijo entonces. "Pusimos fin a la guerra y salvamos muchas vidas", agregó.

A lo largo de su vida, Van Kirk siempre justificó el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima diciendo que era necesario terminar con el derramamiento de sangre, dado que Japón se negaba a aceptar la rendición incondicional que EE.UU. le ofrecía.

"Cada día morían 5.000 personas" en aquella guerra, argumentaba Van Kirk y agregaba que si no hubieran lanzado la bomba y EE.UU. hubiese tenido que invadir Japón, el número de víctimas del conflicto bélico hubiera seguido creciendo y habría superado los muertos que causó directamente la explosión en Hiroshima.

La víspera de la misión.

Van Kirk contaba que él y sus compañeros del Enola Gay sabían desde el día anterior a la misión que ellos tendrían que lanzar la bomba atómica y, como eso no los dejaba dormir, pasaron la noche jugando al póquer. También admitía que ellos no tuvieron reparos en cumplir la misión, que todos pensaban que era "una buena idea" para acabar con la sangría de la guerra.

"Sabíamos que mucha gente sería lastimada, que provocaríamos daños gravísimos, pero también sabíamos que el liderazgo japonés se había rehusado absolutamente a rendirse. La dirigencia nipona ignoró todo eso y nos obligó a que les lanzáramos la bomba atómica para así ponerle fin a la guerra", dijo Van Kirk a El País de Cali en una entrevista concedida por el 60 aniversario de Hiroshima. Interrogado sobre los conflictos más modernos, como el de Irak, Van Kirk reconoció que las armas químicas son "tan horribles como las atómicas" y que nadie debería volver a usar la bomba atómica, "ni siquiera los terroristas deberían tener esa arma en sus manos", dijo en esa oportunidad.

Cuando el periodista le preguntó cuál fue el aporte que la tripulación del Enola Gay hizo a la historia, Van Kirk respondió:

"Creo que hicimos lo necesario para poner fin a una guerra. Miles de personas más fueron salvadas de morir por causa del lanzamiento de la bomba atómica. Lo que pasó allí fue muy sobrecogedor, pero Japón no iba a ser vencido si no lo bombardeábamos. Ustedes probablemente no lo sepan y puede que mucha gente no se haya dado cuenta de que el bombardeo aéreo más grande sobre territorio japonés se hizo después de la bomba sobre Nagasaki. Teníamos mil aviones B-19 volando sobre Japón, impactando objetivos y eso ocurrió entre la segunda bomba atómica y el armisticio. En esas arremetidas solamente usamos armamento convencional, dejando el arsenal atómico a un lado. Un número mucho mayor de personas murió durante esa operación, pero nunca se ha escrito o leído algo sobre ello".

"Nadie se volvió loco o se arrepintió"

"Nadie del grupo enloqueció, entró a un manicomio o se arrepintió con lo que hicimos al lanzar la bomba", declaró Theodore Van Kirk a El País de Cali en ocasión del 60 aniversario de Hiroshima. Cuando le preguntaron cuál fue el momento más difícil como piloto y como ser humano en esa operación, Van Kirk respondió: "Lo más preocupante para nosotros era lo que la explosión de la bomba le pudiera causar a nuestro avión. Los científicos nos dijeron que el aparato estaría bien si nos lográbamos alejar a unas ocho millas del punto cero. Fue por esa razón que, tan pronto arrojamos la bomba, nos alejamos lo más posible de donde estábamos. Teníamos que evitar, en la medida de lo posible, que cualquier pieza del Enola Gay resultara dañada por la onda expansiva".