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Los soldados españoles del Ejército Rojo

Leemos en abc.es un artículo de Rodrigo García-Muñoz Vaquero sobre los españoles que lucharon junto con la Unión Soviética para frenar el avance nazi.

Al término de la Guerra Civil es­pañola, algunos exiliados de filiación comunista habían optado por instalarse en la Unión Soviética, y cuando ésta resultó in­vadida por los alemanes en 1941 se mostraron dispuestos a defender al país que les había acogido.

Para en­cuadrar a militantes extranjeros del partido, el NKVD había organizado la Brigada Motorizada Independien­te de Designación Especial (OMSO­BON), a las órdenes del coronel Orlov. Dentro de ella se creó la única uni­dad militar específicamente españo­la que existiría en el Ejército Rojo du­rante la guerra: la 4ª Compañía del 1º Regimiento Motorizado de Fusileros. Mandada por el capitán Peregrín Pé­rez Galarza, contaba con 125 solda­dos, entre ellos seis mujeres y fue en­trenada concienzudamente durante varios meses antes de ser enviada a la capital soviética, el 15 de octubre de 1941, cuando los panzer alemanes se acercaban peligrosamente a Mos­cú. Su misión específica era defender la Plaza Roja y el Kremlin, en el cen­tro mismo de la ciudad.

Para ello fue desplegada en la retaguardia del 16º Ejército, que se ocupaba la defensa de los barrios periféricos. Pero la We­hrmacht nunca logró alcanzar Mos­cú, por lo que la unidad española re­gresó a sus acuartelamientos sin lle­gar a combatir. Pocas acciones más protagonizaría desde entonces hasta su licenciamiento en marzo de 1945. La principal de ellas fue su traslado en 1942 hasta Bakú, capital de Azer­baiyán, con la misión de volar los po­zos petrolíferos de la zona para evitar que cayesen intactos en manos de los alemanes. Frenado el avance alemán en el Cáucaso, continuó en la zona en tareas de vigilancia e información.

Guerrilleros

Simultáneamente, al­gunos españoles participaron en ac­tividades guerrilleras encuadrados en la 5ª Brigada Independiente de Zapadores de Designación Especial (o simplemente Unidad 00125) del coronel Starinov. Algunos procedían del 522º Batallón Independiente de Zapadores, famoso por sus acciones contra los alemanes cruzando el he­lado Mar de Azov durante el invierno de 1941 a 1942.

Actuaban en grupos mixtos de españoles y soviéticos tras las líneas enemigas realizando accio­nes de sabotaje, sobre todo contra vías férreas, ataques a patrullas aisladas, y obtención de información. Reali­zaron misiones en Bielorrusia, Rusia Central y, en menor medida, Ucrania, el frente de Leningrado, la cabeza de puente del Kubán (en el Cáucaso) y Crimea. En junio de 1943, los españo­les supervivientes se integraron en la brigada del NKVD. En estas acciones de guerrilla destacó particularmente África de las Heras (alias Patria), una comunista ceutí que llegaría a ser la persona de nacionalidad española que más condecoraciones recibió de la Unión Soviética, llegando a alcanzar el grado de coronel de la KGB.

En abril de 1943, se escogió a seis miembros españoles de la Brigada para una misión especial: matar a Von Reitel, comisario general alemán para los Países Bálticos, haciéndose pasar por miembros de la División Azul, a cuyo jefe, como misión secun­daria, debían capturar vivo. Tras una concienzuda preparación, el grupo «Guadalajara», como se bautizó a la unidad, fue lanzado en paracaídas sobre territorio enemigo ya en febrero de 1944.

La operación se frustró, en­tre otras cosas por la repatriación de la División Azul y posteriormente de su sucesora la Legión Azul. El grupo recibió entonces órdenes de regresar a la «Tierra Grande» (como llamaban los partisanos al territorio en manos de las fuerzas soviéticas).

Los pilotos

Por otra parte, muchos pi­lotos españoles con experiencia en la Guerra Civil, o que estaban formán­dose en la Escuela Militar de Vuelo nº 20 de Kirovabad cuando terminó ésta y no pudieron regresar a Espa­ña, acabarían incorporándose a regi­mientos de caza y asalto de la Fuerza Aérea Soviética, participando en to­das las batallas importantes: Moscú, Stalingrado y Kursk... Nueve pilotos se convirtieron en ases al lograr de­rribar cinco aparatos enemigos o más. El más exitoso fue Juan Lario Sánchez, alias Iván, con 27 victorias, además de las siete obtenidas ante­riormente en España. Lario llegaría a mandar una escuadrilla durante la Batalla de Berlín.

En conjunto, 749 españoles par­ticiparon en la guerra en distintas unidades soviéticas, muriendo unos 200, entre ellos Rubén Ruiz Ibárruri, el hijo de La Pasionaria, que cayó en Stalingrado cuando combatía como teniente, al mando de una compañía de ametralladoras, siéndole concedido por ello el título de «Héroe de la Unión Soviética». Algunos de los supervivien­tes continuaron la lucha clandestina en España, a donde regresaron para reorganizar el PCE y combatir al ré­gimen imperante en el país.

Los generales no fueron a la guerra

En 1943, tres españoles ascen­dieron al generalato en el Ejérci­to Rojo. Se les encargó la organiza­ción del Ejército Popular Polaco, un cuerpo de ejército a las órdenes del general Berling. Juan Modesto reci­bió el mando de la 1ª División, Enri­que Líster de la 2ª y Antonio Cordón se incorporó al Estado Mayor. Per­manecieron siete meses con los po­lacos, pero no llegaron a ir al frente. En noviembre de 1944, se traslada­ron a Yugoslavia para asesorar a los partisanos de Tito, permaneciendo allí hasta febrero de 1945. En cam­bio, Valentín González El Campesino tuvo problemas con las autoridades de Moscú, por lo que trató de aban­donar el territorio soviético, pero fue capturado e internado en un campo de trabajo. En 1949 logró huir final­mente a Irán y de allí a Francia.