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"Bravo Two Zero" la mision fallida del SAS

Una de las acciones más famosas de las fuerzas de elite ocurrió en 1991, en plena guerra del Golfo Pérsico, y estuvo a cargo de las llamadas SAS (Special Air Service), el principal cuerpo de elite británico. Su misión: Infiltrarse en las líneas enemigas para destruir plataformas de lanzamiento de misiles Scud y sabotear las comunicaciones subterráneas de fibra óptica entre el norte de Irak y Bagdad. De los ocho hombres que componían el grupo, sólo cinco regresaron con vida.

Años después el sargento Andy McNab, el jefe del grupo, contó la historia en una obra llamada "Bravo Two Zero" -al igual que la misión-, que se convirtió en el libro bélico más vendido en la historia del Reino Unido. McNab -cuyo nombre real se desconoce- recibió la orden de infiltrarse en Irak en enero de 1991, el mismo mes en que Estados Unidos y sus aliados lanzaron un ataque contra el territorio iraquí para expulsar a las fuerzas de Saddam que habían invadido Kuwait en agosto de 1990.

Cubiertos por la oscuridad de la noche, McNab y su equipo fueron dejados por un helicóptero en el norte iraquí con todo el equipamiento necesario para llevar a cabo su misión. No obstante, los problemas para la patrulla comenzaron casi desde el momento en que se inició la operación. Por un error logístico, el grupo aterrizó en medio de dos divisiones iraquíes.

Pronto fueron descubiertos por un niño que habitaba en el inhóspito lugar y poco después se encontraron frente a frente con las tropas enemigas. Los hombres de McNab no tuvieron más remedio que enfrentarse a los soldados iraquíes mientras huían a pie por la compleja región rumbo a la frontera con Siria, ubicada a 170 kilómetros desde su posición. En su escape debieron dejar gran parte de su equipo y nunca pudieron comunicarse con su base.

Durante la huida uno de los hombres quedó deshidratado y otro herido. No pasó mucho para que tres miembros del equipo se perdieran, mientras el tiempo les jugaba una mala pasada. Las cosas se complicaron aún más cuando otro soldado sufrió hipotermia. Mientras, el cerco de las tropas iraquíes se estrechaba cada vez más.

Así, sólo un hombre del grupo logró ponerse a salvo, mientras que cuatro fueron atrapados y torturados sin piedad después de tres días de una incansable lucha por sobrevivir. Incluso, los iraquíes pensaron que McNab era israelí. El equipo de las fuerzas especiales vivió semanas de vejaciones y golpes, pero no se rindió. Al final de la guerra, un intercambio humanitario llevado a cabo por la Cruz Roja les salvó la vida. Los cinco sobrevivieron, y ahora esa misma clase de hombres ha vuelto a entrar en acción.