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Los hispanos son élite en el equipo SWAT de LAPD

En un edificio abandonado de siete pisos en el centro de Los Ángeles, hombres de negro se preparan para enfrentar una amenaza terrorista. Están equipados con mascarillas, tanques de oxígeno y trajes de un material muy resistente con el que pueden intervenir en un ataque químico.

“Muy pocos en el país tienen este equipo”, presume José Martínez, uno de esos hombres de negro que conforman el escuadrón antiterrorista. Son también miembros del Equipo de Armas y Tácticas Especiales (SWAT), la unidad élite de la Policía de Los Ángeles (LAPD) entrenada para realizar todo tipo de maniobras y afrontar cualquier contingencia.

Reconocido a nivel mundial como uno de los más efectivos, el grupo policial basa ese prestigio en la preparación constante, según dice el teniente Rubén López, jefe del SWAT. Es por ello que sus más de 60 elementos realizan entrenamiento a diario, desde prácticas de tiro al blanco hasta el ingreso a edificios descendiendo con cables, así como la toma al abordaje de embarcaciones, simulacros en aviones, y la implementación de estrategias antiterroristas.

“Aquí no hay espacio para el error”, recalca el teniente López, el único latino que ha estado al frente del SWAT desde que en 1966 fue creado. El SWAT es el 911 para la propia policía, explica el jefe policíaco, ya que cuando los oficiales están en problemas, llaman a los hombres de negro para que los apoyen.

“Intervenimos en varias situaciones, cuando un crimen está ocurriendo y el sospechoso está armado, tiene posición de ventaja al estar en una barricada, se niega a rendirse o intenta suicidarse”, dice López.

El SWAT también está encargado de ejecutar órdenes de aprehensión de personas consideradas de alto riesgo por su peligrosidad. “Pero no somos como nos pintan en las películas, que llegamos a un lugar para matar”, aclara. “Nuestro trabajo está basado en el entrenamiento y contamos con herramientas para hacerlo”.