¿Cuánto cuesta un... KSK?
Navy Seal, SAS y KSK. Tropas de élite que se han dado a conocer entre el gran público gracias al cine y los videojuegos y que, sin embargo, tienen sus orígenes en la flor y nata de los ejércitos en la vida real.
Se trata de tropas que han protagonizado algunas de las hazañas bélicas más sonadas de todos los tiempos, recogidas en los libros de historia militar y que han inspirado películas, libros y juegos de acción.
Una élite dentro de los ejércitos convencionales, cuyo entrenamiento físico y mental poco tiene que ver con los de un soldado regular. Las principales potencias militares conocen su importancia estratégica e invierten un considerable pellizco de sus presupuestos militares en 'mimar' a estas unidades.
Por ejemplo, Inglaterra gasta en sus fuerzas especiales, el legendario SAS, entre 2.000 y 3.000 millones de de libras al año . Una cantidad que equivale a aproximadamente a un 10% del presupuesto de su Ministerio de Defensa.
Sin embargo, este dispendio muchas veces resulta inútil para retener el talento militar de estos soldados. Durante las guerras de Irak y Afganistán, Estados Unidos y Reino Unido se han enfrentado a graves problemas a la hora de retener a estas tropas ultraprofesionalizadas entre sus filas.
Los ejércitos buscan contar con hombres capaces de acudir a misiones que las tropas regulares considerarían un suicidio. Para ello, llegan a invertir cientos de miles de euros, en ocasiones más de un millón, en su entrenamiento y preparación para situaciones extremas.
El KSK alemán, el poder de la tecnología
"La voluntad es decisiva", es el lema del KSK alemán. Un cuerpo de élite del ejército germano que responde a las palabras Kommando Spezialkräfte -Comando de Operaciones Especiales, en castellano- fundado en el año 1996.
Es la unidad de operaciones especiales más joven de los ejércitos de la OTAN y basa su capacidad operativa en dos principios: un riguroso entrenamiento y, sobre todo, un uso de la tecnología más puntera.
Los soldados del KSK son célebres por sus equipos Gladius de última generación fabricados por la empresa RheinMetall, la misma que produce los tanques Tiger, que cuestan dos millones de euros por soldado.
Un material de guerra del futuro que las fuerzas especiales de Alemania ya emplean en el presente pensando en una nueva generación armas para el soldado que recuerdan a las entregas de futuristas del videojuego Call of Duty: Black Ops.
Una tecnología que complementa a unos soldados altamente preparados que deben superar unos difíciles procesos de selección. De hecho, a diferencia de lo que ocurre con otras fuerzas especiales de los países OTAN el gobierno alemán ofrece jugosas primas de varios miles de euros por conseguir entrar en esta unidad.
Son muy pocos los reclutas que logran superar su riguroso proceso de selección y un entrenamiento intensivo que se prolonga durante 24 meses. Una vez superadas las pruebas, a sus integrantes les espera un sueldo medio de 35.000 euros al año.
El KSK ha desarrollado sus misiones más célebres en Afganistán, país en el que han estado presentes desde el inicio de la invasión y en el que registraron cueva a cueva las montañas de Tora Bora al noroeste del país, en las que presuntamente se escondían Osama Bin Laden y el Mulá Omar al principio de la guerra.