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Las misiones secretas del KSK

El KSK fue creado en 1996. El comando tiene 1.100 efectivos. Desde entonces ha operado no solo en Afganistán, sino también en el Congo y en la persecución de criminales de guerra en la ex Yugoslavia.

Entre las tareas centrales del KSK se cuentan explícitamente las “operaciones contra fuerzas irregulares”, como por ejemplo la detención del comandante talibán en Kundus. 

Generalmente son llevadas a cabo por grupo pequeños muy bien entrenados.

Otras tareas son la protección de personas e inmuebles alemanes en el exterior. Gran prioridad poseen la salvación y liberación de soldados y civiles alemanes secuestrados, de ser necesario también recurriendo a las armas. Las operaciones del KSK son casi siempre secretas, para no poner en peligro a los participantes y los objetivos de las misiones.

Desde el punto de vista constitucional, ese secreto es problemático. El KSK opera desde hace 16 años en una zona legal gris. El Gobierno federal no informa sobre sus tareas y misiones, tampoco al Parlamento, a pesar de que según la Ley de Participación del Bundestag, de 2004, debería hacerlo.

Información a grandes rasgos reciben solo cinco representantes de sendos grupos parlamentarios en el Bundestag… y a menudo solo a posteriori. También esos representantes están obligados a mantener el secreto y no pasar la información al grupo parlamentario.

Uno de esos representantes es Omid Nouripour, de Los Verdes. “El papel del KSK no puede ser completamente transparente, por su propia naturaleza”, dijo Nouripour a DW. “Por otra parte, ello es naturalmente enojoso cuando, como parlamentario, me entero de lo que sucede por los diarios”, agrega.

Alemania tiene fuerzas armadas bajo control del Parlamento y el Gobierno federal “tendría la obligación de informar al Parlamento sobre hechos de tal envergadura”, concluye.