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El Templo de Eros

After Action Report

Area de Operaciones: Municipio de Artenara. Gran Canaria

Periodo: 7-9 octubre 2022

Estamos encuadrados en una fuerza expedicionaria aliada acuartelada a las afueras de Belgrado, cuya misión es equilibrar el auge de una fuerza militar confederada que se expande rápidamente por toda Serbia, así como erradicar la proliferación de elementos vinculados con el ISIS, que intentan establecer bases itinerantes desde las que expandir sus operaciones a toda Europa. Aunque Aliados y Confederados comparten un objetivo común en su lucha contra el terrorismo, sus presupuestos políticos son irreconciliables, lo que hace que la situación en la región sea tremendamente volátil. Nada es sencillo en el Viejo Continente.

Se acerca la media noche y se empieza a formar una hilera desordenada de linternas y cabezales en dirección a los vehículos, dejando atrás la visión inspiradora de un campamento compuesto por tiendas modulares y tiendas militares individuales debidamente ordenadas, salpicando la escena con luces aquí y allá. El punto de reunión: un pabellón situado junto al campo de futbol municipal.

Entre las 140 personas congregadas, muchas caras nuevas para nosotros, pero nos vamos juntando en una progresión de abrazos y chanzas con los compañeros de fatiga de siempre, aunque se echa de menos a parte de la JSOTF Dagger, nuestros hermanos de batalla. 

La organización refresca aspectos relevantes y nos sorprende con un cáterin, mientras se realizan adquisiciones en el estand del patrocinador, Battlefish. De vuelta a nuestra base, nuestro oficial al mando, el comandante Weigel, nos da una última arenga y reparte las primeras misiones.

Una parte fundamental de un evento es crear esa magia que te permite desconectar del día a día y zambullirte sin reservas en el escenario las siguientes 48 horas. Objetivo conseguido.

La primera misión consiste en anular un nudo de comunicaciones cercano a lo que parece ser un asentamiento enemigo, misión que ejecutaremos en coordinación con otro equipo. 

La organización tiene dispuesto para el transporte varios vehículos similares de 9 plazas. Aunque el transporte está repleto, reina el silencio y la concentración a medida que nos acercamos a la LZ (Landing Zone, zona de inserción). La magia se mantiene.

Mantenemos una formación defensiva mientras el transporte se aleja y nos habituamos al entorno. Emprendemos una marcha de unos 40 minutos hasta alcanzar la zona objetivo, y efectivamente tenemos ante nosotros una antena de grandes dimensiones junto a un sistema satélite. Se colocan los explosivos mientras parte de equipo proporciona seguridad y… “fire in the hole, fire in the hole, fire in the hole” 

BOOOOOOM! 

El estruendo de la pirotecnia retumba en el oscuro y silencioso valle. La magia aumenta.

Con las pulsaciones aceleradas alcanzamos la DZ (Drop Zone, zona de recogida) y somos extraídos en vehículo, antes de que las fuerzas hostiles organicen una partida de búsqueda efectiva. 

Finaliza la primera misión con la correspondiente comunicación de novedades al mando.

Durante un turno de descanso a media tarde, tras haber realizado misiones de mayor y menor importancia, el característico batir de las aspas de un helicóptero nos hace salir de la tienda modular, sin que podamos identificar pájaro alguno en el aire. 

Más tarde, uno de los equipos asignados a esa misión nos comentaría que debían llevar a cabo la extracción de un material sensible mediante helicóptero, sin embargo, debido a unas condiciones climatológicas desfavorables el piloto del aparato se vio obligado a aterrizar. 

La magia comienza a alcanzar niveles insospechados. 

Cubiertos de nuevo por el manto de la noche, nos encomiendan la misión de ejecutar un raid en una vivienda en la que se sospecha pueda encontrarse una de las bases de operaciones desde la que se lanzan continuos ataques en un programa de guerra asimétrica que tiene cercenada la región.

Los vehículos se aproximan lentamente por una calle angosta y serpenteante 100 metros de la vivienda reseñada. 

El equipo se despliega bañado por la tenue luz de las farolas, acercándose en hilera con el mayor sigilo posible hasta una puerta exterior asegurada con una cadena. Unas cizallas nos allanan el camino. Se sucede la progresión hasta llegar a la parte alta de la casa terrera, encontrando en la azotea una puerta metálica incrustada en la piedra de la montaña. Breach! Se desata el caos.

Sufrimos numerosas bajas, aunque finalmente se logra neutralizar a los insurgentes agazapados en los recovecos. A medida que inspeccionamos la estancia observamos con asombro la complejidad de la operación allí establecida. Zonas de descanso, de planificación, de práctica de tiro, manipulación de explosivos, área de detenidos… 

Tenemos la sensación de que, al traspasar esa puerta, hemos sido teletransportados a un refugio de montaña en el implacable Afganistán. El nivel de magia se sale de las tablas.

Impactados por la apabullante perdida de efectivos, regresamos a la base para recomponernos y esperar órdenes. 

Llega una nueva misión. Se nos asigna un servicio de protección y escolta en una reunión de nuestro oficial al mando con un elemento local que afirma tener información relevante. El encuentro tendrá lugar en un restaurante abierto al público, por lo que es el momento de colgar el BDU y adoptar un aspecto más discreto. Todo lo discreto que puede ser un grupo de hombres con pantalones cargo, camisas de cuadros, gorras y bultos en la cintura…

A la llegada al restaurante encontramos a diversos comensales ajenos a nuestros problemas que disfrutan de lo que, a nuestros ojos, alimentados de barritas y bebidas energéticas, es un manjar. La reunión transcurre con normalidad hasta que en medio de la confusión se produce un apuñalamiento y el equipo del anillo interior abate al agresor, precipitándose una extracción por la cocina del restaurante hasta el equipo que pondrá a salvo al VIP y procurará su extracción hasta zona verde. No cabe más magia en el municipio gran canario de Artenara. 

E-milsim, organizador de esta serie de eventos, ha dinamitado todos los estándares preexistentes en cuanto a ambientación en los eventos celebrados en la Comunidad Autónoma de Canarias. Ha conseguido que sea innecesario hacer uso de la imaginación. Si algo tiene que explotar, explota. 

Si hay una reunión en un restaurante, se trata de un restaurante con comensales y servicio activo. Si un helicóptero ha de realizar un traslado, un helicóptero despega, y si hay que tomar un refugio de insurgentes, mueres… pero en medio de un escenario cinematográfico. 

Nada de esto podría haber sucedido sin la extraordinaria implicación de las autoridades locales, propietarios de negocios y vecinos, a un nivel nunca antes vistos por nosotros. Artenara es, sin duda alguna, una de las joyas del milsim en Canarias, y E-milsim, es otra.

Fin del informe.